El más completo y actualizado informe sobre la situación de la costa del Artico, elaborado por un consorcio de más de 30 científicos de 10 países, da cuenta del impacto que está produciendo el cambio climático en esta zona: la línea de costa en las regiones árticas no sólo ha aumentado su erosión, sino que retrocede medio metro al año en promedio. Un hecho que significa un cambio sustancial para los ecosistemas de la zona y la población que vive allí.
El informe “Estado de la costa ártica”, en el que participaron investigadores del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina y del Centro Helmholtz, en Geesthacht, Alemania, analizó una cuarta parte de todas las costas del Artico (más de 100.000 kilómetros) y reveló que las regiones más afectadas son Laptev, Siberia Oriental y el Mar de Beaufort, en Alaska, donde las tasas de erosión costera llegan a más de ocho metros por año.
Esta investigación es la más extensa hasta ahora: las anteriores sólo habían cubierto el 0,5% del territorio ártico. El documento de 170 páginas está disponible en internet.
Según el reporte, las temperaturas del aire superficial en esta zona han alcanzado niveles récord en la última década y en 2010 el aire caliente -que se extendió a través de Groenlandia y el Artico canadiense y registró su mayor peak. También el verano del año pasado se registró la medida de hielo antártico más baja de los últimos 30 años. Y se estima que para la próxima década éste desaparecerá completamente durante los meses de verano. Su espesor se ha ido perdiendo por el impacto del calentamiento global, como por la exportación de hielo perenne.
Hasta ahora, estas regiones habían sido protegidas contra la fuerza de la erosión de las olas por amplias zonas del hielo marino, pero la continua disminución de éste ha prácticamente eliminado esta barrera natural, poniendo en peligro estas zonas que se habían mantenido estables durante milenios. El derretimiento de los glaciares no sólo aumentaría el nivel de los océanos, lo que agravaría la erosión en las costas y aumentaría las inundaciones de zonas costeras. Además, podría poner la lápida definitiva a los osos polares, que usan los bloques de hielo, entre otras cosas, para reposar y alimentar a sus crías. No son los únicos: las manadas de caribúes grandes del norte y los lagos de agua dulce, con sus frágiles ecosistemas, también están sufriendo el impacto del problema.
Dos tercios de las costas del Artico no son rocosas, sino de sustrato blando congelado (permafrost), el que se derrite a pasos agigantados, dejando a la estructura inferior expuesta. Precisamente, son estas costas las más afectadas por la erosión. Los expertos plantean que dado que alrededor de un tercio de las costas del mundo se encuentran en el permafrost ártico, la erosión costera de esta zona del planeta puede afectar a enormes regiones en el futuro, ya que las costas del Artico reaccionan con mayor sensibilidad al calentamiento global que las costas en las latitudes medias.
Los expertos llaman a tomar medidas urgentes, dada la importancia que tienen las costas árticas no sólo por su rico y único ecosistema, sino porque son ejes importantes para la vida económica y social de quienes allí habitan como de otras partes del globo. La creciente necesidad de recursos energéticos mundiales, así como el incremento del turismo y de las rutas marítimas, han posicionado esta zona en el mundo y profundizado el problema. Las estimaciones de que el 25% de las reservas sin explotar de gas y petróleo en el mundo están allí tiene enfrentado a más de cinco países costeros, mientras que la apertura de nuevas rutas comerciales son una pieza más del desastre que se avecina.
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