Nuestra atmósfera actúa como una cubierta protectora
y transparente en torno a la Tierra. Deja pasar la luz
solar y retiene el calor. Sin ella, el calor del Sol rebotaría
inmediatamente en la superficie terrestre y se perdería en
el espacio. De ser así, la temperatura de la Tierra sería
unos 30 ºC Celsius más baja: todo se congelaría. Así que
la atmósfera funciona un poco como el techo de cristal de
un invernadero. Por eso se habla del «efecto invernadero».
Los responsables de este efecto son los «gases de efecto
invernadero» que forman parte de la atmósfera y retienen el
calor.
y transparente en torno a la Tierra. Deja pasar la luz
solar y retiene el calor. Sin ella, el calor del Sol rebotaría
inmediatamente en la superficie terrestre y se perdería en
el espacio. De ser así, la temperatura de la Tierra sería
unos 30 ºC Celsius más baja: todo se congelaría. Así que
la atmósfera funciona un poco como el techo de cristal de
un invernadero. Por eso se habla del «efecto invernadero».
Los responsables de este efecto son los «gases de efecto
invernadero» que forman parte de la atmósfera y retienen el
calor.
El efecto invernadero es uno de los principales factores que provocan el calentamiento global de la Tierra, debido a la acumulación de los llamados gases invernadero CO2 , H2O, O3 , CH4 y CFC´s en la atmósfera.
Su efecto perjudicial se debe a su exceso. Éste se produce a causa de la contaminación causada por el Hombre a través de diversos cauces. Uno de ellos es la industrialización, que utiliza masivamente combustibles fósiles –petróleo, carbón, gas, etc- en su funcionamiento y posterior transporte de materiales.
Pero, probablemente ésta no sea el causante principal. La deforestación, es decir, la tala masiva de bosques, ha limitado enormemente la capacidad regenerativa de la atmósfera, ya que los árboles absorben CO2 y lo transforman en Oxígeno. Igualmente, la agricultura intensiva y la ganadería también aumentan la presencia de estos gases. En concreto, ésta última produce Óxido nitroso -296 veces más perjudicial que el CO2- y Metano -veintitrés veces peor que aquél-. No obstante, al ser mayor la actividad industrial y de transportes, su contribución al efecto invernadero es más elevada.